Equinos
El comportamiento del caballo
La etología es una ciencia muy apasionante que estudia el comportamiento de los animales, y muy en especial, al tratarse de la conducta equina.
El caballo, al igual que otros mamíferos, tiene normas de conducta que se fueron transmitiendo a través de miles de generaciones. Debido a la domesticación, algunas conductas se fueron perdiendo y otras se modificaron. Pero, aún hoy, en algunos lugares de nuestro país en que los caballos viven en estado semisalvaje se pueden observar patrones de comportamiento ancestrales.
La psique, el carácter y los sentidos del caballo
El caballo es un animal instintivo que aprende a través del reflejo condicionado, y lo fija en su memoria retentiva. Tiene una gran capacidad de memoria. En general, no es un animal agresivo, es, más bien, temeroso y sensible al dolor. Posee la capacidad de huir a gran velocidad. Le es propio un instinto gregario muy desarrollado expresado al vivir en estado salvaje formando manadas. Dentro de este grupo organizado socialmente los más jóvenes aprenden de la observación del comportamiento de los adultos.
El temperamento es nervioso, lo que está muy relacionado con la genética, con la raza y con el orden social dentro de una manada.
Los sentidos
La vista: este sentido está muy desarrollado en el caballo, pero tiene límites. Posee excelente visión lateroposterior, pero de frente ve correctamente a una distancia mínima de doce a catorce metros por delante de sus ojos. Por eso, los caballos lateralizan la cabeza al observar algo de repente que se halla a poca distancia.
El olfato: también es un sentido que tiene muy desarrollado. Le es útil para encontrar a grandes distancias la presencia de alimentos y/o abrevaderos, para el reconocimiento de su especie, como por ejemplo: de la madre al potrillo en el nacimiento. Asocia, generalmente, el olor a adrenalina y el olor a sangre con el peligro.
El tacto: Lo tiene desarrollado en las extremidades, los pelos del mentón y los pelos de los labios.
Sexto sentido: Es la capacidad que tienen para detectar con anticipación los cambios atmosféricos. Es común observar las corridas por un potrero en los días de mucho viento y el ubicarse de cola al viento y/o a la lluvia en los días de temporal.
El equino duerme muy pocas horas por día y lo hace echado; parado sólo suele dormitar y esto lo hace varias veces al día, manteniendo un perfecto equilibrio sin realizar grandes esfuerzos, gracias a la capacidad exclusiva que tiene para trabar las articulaciones de la rodilla de sus miembros posteriores.
Estructura social
Instinto gregario natural: Forman grupos, generalmente de dos a veintiún individuos (Harén) comandados por un padrillo y el resto lo conforman las yeguas y las crías. El número de yeguas que tiene cada padrillo está balanceado naturalmente por la capacidad de este último para poder aparearse con una cantidad determinada de hembras. Las hembras que no se reproducen a menudo son expulsadas de la manada. Las crías permanecen en el grupo hasta los veinte y veinticuatro meses de vida (madurez sexual), momento en que el padrillo los elimina de la manada y forman una manada de machos jóvenes y una manada de hembras. El grupo de machos está liderado por el individuo más dominante del grupo que, poco a poco, va expulsando a los integrantes uno a uno, y estos se van incorporando a manadas de potrancas solas y así se van formando nuevas manadas.
Las peleas
Los equinos no tienen hábitat exclusivo, lo comparten y, a veces, lo disputan con otras manadas, lo que genera peleas entre padrillos de diferentes grupos. Existe en estas situaciones una actitud muy características: el macho se ubica delante de sus yeguas y balancea el cuello como forma de amenaza a su rival. Si el contrincante no se retira, el paso siguiente es la actitud de intentar a morder a su rival, y si con esto tampoco se retira, generalmente, se muerden y se patean. Los sitios más comunes en que se lesionan son: el cuello, la parrilla costal, y la zona genital. Difícilmente se maten en una pelea.
El padrillo reconoce a sus yeguas por el olor de la orina y la materia fecal y posee la actitud instintiva de orinar y defecar sobre las sustancias excretadas de sus yeguas para que otros padrillos no las puedan localizar por el sentido del olfato.
La conducta sexual
La yegua se clasifica como un animal poliéstrico estacional, es decir, que tiene varios ciclos sexuales de, aproximadamente, veintiún días, en una época determinada del año. El estímulo para que los ciclos comiencen es la cantidad de horas de luz del día, por eso los ciclos comienzan en primavera, en que los días empiezan a ser más largos. La mayoría de los celos que se dan en las estaciones de otoño e invierno son infértiles, porque, si bien las hembras manifiestan celos muy pocas de ellas, aproximadamente, un diez por ciento tienen la capacidad de ovular y, por consiguiente, de concebir.
En Ecuador, por ejemplo, porque las estaciones del año no tienen una diferencia marcada respecto a la cantidad de horas de luz del día, las yeguas tienen la capacidad de concebir durante todo el año.
En nuestro país existe un porcentaje de yeguas que se comportan como poliéstricas continuas, al igual que en Ecuador; esta es la razón del porqué se dan en nuestro país nacimientos de potrillos en el mes de julio.
El ciclo de veintiún días de la yegua se divide en una etapa de siete a nueve días de duración, en que la hembra es receptiva al macho y catorce días en que lo rechaza.
Los síntomas de receptividad sexual son: inmovilidad de la yegua ante la presencia del macho, elevamiento de la cola, centelleo vulvar, y la micción repetida.
El cortejo más sensual y espectacular
El macho equino es uno de los que más corteja a la hembra antes de la cópula, y es el que realiza el cortejo más sensual y espectacular del mundo animal. El padrillo mira a la hembra en celo, para las orejas y clava la vista en su objetivo, luego trata de mostrar el mayor volumen corporal posible doblando su cuello, abre sus ojos lo más que puede, dilata los ollares, expone con desplazamiento elegante su físico delante de la hembra y, recién entonces, se acerca de frente a la yegua, olfatea sus ollares, continúa por las orejas, el cuello, las axilas, el bajo vientre, luego lame los miembros posteriores y recién después de esto se dirige a la zona genital en que, al captar el olor de las hormonas femeninas, el padrillo estira el cuello y levanta el labio superior mostrando sus dientes (reflejo de Flehmen). A continuación, golpea a la yegua con el pecho para cambiarla de posición y, recién ahí, se realiza la monta y la copulación.
Al haber en una manada más de un padrillo, el jefe de la manada realiza el sesenta por ciento de los servicios, los demás machos realizan un treinta por ciento y el diez por ciento lo realizan machos solitarios en los descuidos del macho líder.
Alteraciones del comportamiento
En muchas circunstancias el actual manejo de los equinos puede predisponer a situaciones de comportamientos aberrantes o patológicos. Estas alteraciones del comportamiento son más comunes de observar al privarlos de su libertad, situación que llega al extremo en los caballos de carrera que viven veintidós horas del día en un box de cuatro por cuatro metros. Esto no sólo les trae problemas de cambio del comportamiento, sino también los predispone a diversas patologías de origen respiratorio, locomotor, digestivo, reproductivo...
Alteraciones sexuales
Anormalidad de los ciclos en las yeguas: las yeguas en estabulación que se entrenan para correr frecuentemente desarrollan problemas ováricos, uterinos y alteración de los ciclos sexuales, teniendo, a veces, celos extremadamente largos. Estos problemas son potenciados, la mayoría de las veces, por el uso indiscriminado de anabólicos basado en hormonas sexuales masculinas que convierten a las yeguas en verdaderos padrillos, desde el punto de vista de las actitudes y el comportamiento, incluso de su masa muscular. A veces hasta llegan a montar a otras yeguas.
Masturbación: Este comportamiento puede o no tomarse como un vicio. Esta comprobado que tanto los padrillos como los burros que viven en estado natural con sus manadas de yeguas realizan el acto de masturbación varias veces al día. Los caballos de carrera, a menudo, se masturban en el box, pero muy pocas veces llegan a tener una verdadera eyaculación. Esta actitud, también está potenciada por el aburrimiento y por el encierro. No está comprobado que la masturbación con eyaculación en el caballo disminuya su perfomance en carrera.
Algunos enigmas
Dejaremos planteados algunos enigmas que los científicos no pueden descifrar respecto de la raza equina.
No existe explicación, aún, de cómo las yeguas son capaces de postergar el parto en situaciones de peligro; cómo es posible que la mayoría paren de noche; por qué razón al juntarse en un grupo yeguas de diferentes orígenes y en distintos estadios de su ciclo sexual, al tiempo, ovulan, la mayoría, en la misma época; por qué razón la muda de pelo de primavera coincide con el primer celo de la temporada reproductiva en la mayoría de las yeguas; por qué motivo las yeguas de pelaje tobiano tienen mayor tono uterino que las demás yeguas.
El caballo y el hombre
La relación del hombre y el caballo es un tema muy amplio, que merece un espacio exclusivo. Por ahora transcribimos esta breve síntesis que sugiere la magnitud del tema.
"Durante siglos, el caballo ha tenido una relación única con la raza humana. Se ha utilizado para el trabajo, para la guerra, como mensajero o como objeto de belleza, para el deporte y para el placer, trabajando en las minas o en ocasiones ceremoniales, para el ocio y la caza. También ha sido el protagonista de grandes obras de arte de todo el mundo." (*)
En la historia de nuestro país hubo dos grandes utilizadores del caballo: el gaucho y el indio. Ellos generaron una relación sumamente especial, en la que se incluye el aspecto utilitario, ya que fue un medio de transporte único para conseguir alimento, para trabajar, para pelear, para huir, para viajar...; y el aspecto afectivo, que lo constituye en un compañero inseparable que compartía la mayoría de los lugares de la vida, social e individual, de estos hombres.
En ciertos casos, por decisión propia - este animal que tiene la capacidad de despertar en algunas personas una admiración y un valor afectivo tal que ninguna otra especie doméstica ha podido lograr -, ha salvado vidas humanas.
Ilustración: E. Castells Capurro
(*) Extracto de Guía Completa del Caballo de Jane Holderness - Roddam (Editorial La Isla).
* Fotografía: José Poquet
Revista PAN Nº 3 - Invierno 1998